Gran Canaria: la isla del carnaval para vivirlo en familia

| Fiestas, Festivales y Eventos | 21 febrero, 2020

El carnaval es una de las expresiones culturales más conocidas de Gran Canaria. Un tiempo de alegría y fogosidad que se extiende por cada rincón de la Isla cuando medio mundo se ocupa de combatir el invierno. No ha lugar a la inhibición. Es el momento de salir a la calle y exprimir la vida con la complicidad de un clima que permite celebrar eventos al aire libre desafiando la lógica del calendario.


Un rápido vistazo a la Historia servirá para comprender por qué este fenómeno popular es mucho más que una tradición. Su aparición se remonta al último cuarto del siglo XVI, cien años después de la conquista española, cuando comenzaron a celebrarse los primeros bailes de máscaras y disfraces en los hogares de la nobleza de Las Palmas de Gran Canaria. La capital impulsó una fiesta que bebió directamente de la influencia exterior, fruto del intercambio comercial y económico con otros países. Así fue cómo el carnaval se instaló en todos los estratos de una sociedad que veló por su supervivencia durante los 40 años de prohibición en los que las carnestolendas tuvieron que disfrutarse en la clandestinidad.


Uno de los mayores logros del carnaval es su carácter integrador. La mentalidad abierta de los habitantes de la Isla ha logrado que el movimiento transformista tenga un papel relevante de la mano de los drag queens, que divierten al público con sus despampanantes coreografías y la espectacularidad de sus plataformas. Desde 1998 se celebra en Las Palmas de Gran Canaria una gala en la que se escoge a la mejor reinona, término cariñoso con el que se califica al vencedor de un concurso seguido por miles de espectadores y que tiene su réplica en la soleada Maspalomas.


En época de festejos cualquier excusa es buena para expresar los sentimientos. Las murgas ejercen como portavoces del pueblo reflejando en sus composiciones musicales temas de actualidad que abordan con ironía y espíritu crítico. Sus caras pintadas, el colorido de sus disfraces y la simetría en sus contoneos convierten a estas agrupaciones en un colectivo muy querido entre los seguidores locales, que planifican su agenda para asistir también al vistoso danzar de las comparsas y la luminosa gala de elección de la reina.
Cuando el carnaval asoma, las ciudades y los pueblos de Gran Canaria se engalanan. Y ese fervor se respira en animadas cabalgatas que toman las avenidas en carrozas o a pie, hasta que el cuerpo aguante. Agüimes es uno de los municipios que mejor simboliza la pasión carnavalera. Sus pintorescas calles han sido testigo de un sinfín de historias escritas con purpurina. Lo que allí ocurre a pequeña escala resume el sentir colectivo de toda una Isla.

Y es que cada uno de los personajes históricos del carnaval ha aportado su granito de arena en el enriquecimiento de la fiesta y su consolidación como atractivo turístico de primer orden. El vigor transgresor de Juanito ‘El Pionero’, la pose clásica de Santiago García ‘El Charlot’ o las agudas letras de Sindo Saavedra son parte del recuerdo. Quedan en la memoria de una celebración que cada año convierte a Gran Canaria en el mayor punto de encuentro festivo del mundo.

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